domingo, 27 de enero de 2008

El techo de cristal



Jornada 19 ACB: Pamesa 70 - Akasvayu 91

Muchos predicaban que este Pamesa 07-08 no tenía límite y estaba llamado a las más altas cotas deportivas, pero lo decían sin saber o sin querer ver que este equipo, como todos los de Clase Media, tenía un tope, un techo, que aunque fuera transparente, de cristal, estaba ahí. Lo bueno del vidrio es que te permite mirar al otro lado, hacia las estrellas, e imaginarte en ellas; lo malo, es que -salvo que lo golpees con fuerza- es impenetrable.

Los taronja pudieron hacer buenos números en la Fonteta durante la primera vuelta sin necesidad de romper el techo; el nivel de los visitantes permitía que, jugando a medio gas, Pamesa contentara a su afición; sin embargo, en su devenir por esa piel de toro llamada España, el problema era mayor. En algunos partidos -Badalona- llegó a ser capaz de encontrar una ventanilla, una oquedad por la que tomar aire y respirar, pero, no obstante, la norma -Madrid, Barcelona, Bilbao,...- fue golpearse contra el cristal y no salir al mundo exterior. Ahora, con las rebajas, en el momento culminante de la cuesta de enero, el techo se ha hecho más evidente. Barac se golpeó con él -y parece que no se ha recuperado- en la última posesión del partido contra el Tau; en el Martín Carpena, los hombres de Pamesa llegaron a dejar sus huellas en el cristal, pero sin conseguir levantarlo; hoy, directamente, han visto como Gasol -vaya partidazo-, San Emeterio y Cvetkovic, pisoteaban el techo y dejaban sus huellas sobre él mismo.

¿Cómo levantar el techo? Hace falta mucho trabajo por parte de todos. Fotis, en un gesto que le honra, se ha ofrecido esta mañana como cabeza de turco, pero no creo que sea el principal ni el único culpable. Te lo agradezco, pero no Fotis. La motivación puede tocarte a tí, pero la concentración es cosa de los jugadores; la falta de equillibrio interior-exterior en el juego, también es responsabilidad, a partes iguales, del griego y de la plantilla. Sin embargo, otras cuestiones como que no se haya fichado un gran pívot tras la marcha de Rebraca, o que no se haya sustituido a Avdalovic, o que en toda la cantera de Pamesa no haya un base del que tirar mano para el partido de hoy, exceden al bueno de Fotis, y apuntan a Rogers o, si me apuran, a Llorente. Por último, el factor (mala) suerte en forma de lesiones, también tiene su parte de culpa.

En dos semanas llega la cita copera en Vitoria. No puede cambiarse todo de aquí a entonces, pero sí puede ganarse en Manresa, recuperar la confianza perdida, y llegar al duelo contra DKV cargados de moral, concentración e ilusión. Además, los demás equipos también tienen su propio techo, no?

miércoles, 23 de enero de 2008

Harakiri




Jornada 10 ULEB CUP: Pamesa 63 - Khimki 60

Ignoro si el Khimki pernocta en Valencia o si ya ha emprendido rumbo a su Moscú de origen, pero sea donde sea que pasen la noche, no creo que ninguno de sus integrantes pueda dormir tranquilo.

La imagen ofrecida por los rusos durante los últimos 14 segundos de partido, en los que un descuido tan pueril como inexplicable les ha privado de pelear por el liderato de su grupo ULEB, ha sido absolutamente patética. Que un equipo profesional no sepa si un resultado le convierte en líder, le deja como segundo o, incluso, le lleva a la prórroga -prometo que algunos jugadores lo pensaban-, es algo que no se puede entender.

Kemzura -no puedo evitarlo, me suena a plato japonés- ha dirigido a sus hombres al suicidio colectivo, al harakiri comunitario, pero lo peor es que tanto los jugadores como el resto del equipo técnico lo han permitido. Trescientos noventa y nueve minutos y cuarenta y seis segundos de baloncesto -a lo largo de todo el continente-, tirados a la basura por no hacer una falta personal en un momento determinado. ¿Y por qué? Porque el entrenador no sabía, a ciencia cierta, si la diferencia de tres puntos les dejaba primeros o segundos. Lo dicho, flipante.

Así las cosas, Pamesa ha garantizado la ansiada primera plaza del grupo, pero para eso ha necesitado despertar del sueño profundo -y posterior pesadilla- en que se ha sumido desde el inicio del partido. El bagaje de los primeros diez minutos -10 puntos, con una única canasta en juego- era de escalofrío; el segundo cuarto tampoco ha sido mucho mejor. Sin embargo, los taronja se han puesto las pilas en el tercero, y con una defensa asfixiante -por fin han frenado a Ponkrashov- y un aluvión de juego de ataque capitaneado por Milojevic, le han endosado a los rusos un parcial 25-6 que les metía en la pomada. El serbio, el Barkley de los Balcanes, ha dado en la zona rusa toda una lección práctica de tango, bachata y cha-cha-cha, posibilitando que Pamesa tuviera opciones de victoria. El final, propio de un relato de Kafka, ya lo he relatado antes.

De esta forma, los de Fotis consiguen -tras el billete para Vitoria-, el segundo objetivo de la temporada: pasaje de primera clase en el expreso a Turín. Eso sí, por el camino a la ciudad de la Fiat aún quedan dos paradas con destino por determinar que, una vez más, medirán la fiabilidad de este equipo al que, desde mi humilde punto de vista, todavía le falta un hervor para considerarse un grande. Ojalá Vitoria o Turín nos doctoren.

domingo, 13 de enero de 2008

La tiranía de las pequeñas decisiones



Jornada 17 ACB: Pamesa 74 - TAU Vitoria 76

Los que hemos tenido la suerte de pasar la tarde-noche en la Fuente de San Luis hemos disfrutado de ba-lon-ces-to (Pepu dixit) en estado puro. Sobre el parqué, el encuentro era de alta voltaje; en las gradas, el público, más cuantioso y entregado que nunca, vibraba con su equipo y bramaba (con distinta voz y un solo corazón, como le gusta al COE) contra el trío arbitral; y en las pausas, los chicos y, sobre todo, las chicas del baile -ya era hora Sr. Roig- eran capaces de mantener la tensión. Todo rezumaba espectáculo. Pero resulta que, además, aquí lo importante es ganar el partido y, desafortunadamente, la victoria ha caído del lado vitoriano. ¿Por qué?

Probablemente, no haya una única respuesta para esa pregunta, sino que siguiendo la teoría de Kahn (y no, no me refiero al portero del Bayern), la cuestión radique en la “tiranía de las pequeñas decisiones”; es decir, en un cúmulo de circunstancias que tomadas una a una, de forma individual, pueden no resultar significativas, pero que aglutinadas son capaces de influir notoriamente en el resultado final. En resumidas cuentas, y como ha dicho Fotis en la rueda de prensa, el partido se ha decidido en los pequeños detalles.

Podría ser mucho más simplista, y apuntar que la clave del partido ha estado en el último tiro fallado por Barac, y que de no haber sido por el error de Stanko, tal vez a estas horas podríamos estar en la tercera o la cuarta prórroga del encuentro; pero la realidad no es ésa, o al menos no es sólo esa. El balón al hierro del joven croata -por otra parte, el salvavidas de Pamesa en el partido de hoy- no ha sido más que el último eslabón de una larga cadena de errores influyentes en el resultado final. ¿Cuáles? Necesitaría 3 o 4 columnas más para desmenuzarlos, pero baste ahora con un ligero apunte sobre los mismos:

1) Apatía inicial. Pamesa ha iniciado el partido desenchufado y le ha concedido al TAU una amplia ventaja (4-15) que luego le ha obligado a un costoso sobreesfuerzo;
2) Decisiones arbitrales. El trío del silbado ha sido excesivamente minimalista en la señalización de las faltas -sobre todo a Pamesa-, posibilitando que los de Spahija visitaran 28 veces -Pamesa sólo 15- la línea de los 4´60;
3) El juego interior. La actitud de Garcés en el partido de hoy (-5 de valoración en menos de 3 minutos disputados), y el rendimiento de Milojevic (-3) y Timinskas (0) son una losa excesiva cuando te enfrentas a un rival de enjundia; Barac -que además no empezó la temporada en la plantilla- no puede ser el mejor y único pívot de referencia de un equipo que aspira a grandes logros;
4) Las rotaciones. Nos guste o no, hoy el equipo ha rendido mejor con Oliver, Urtasun y Claver sobre la pista, siendo innecesarios algunos cambios que parecían responder más a la dictadura del cronómetro o a la cuota de veteranía, que a las verdaderas necesidades del equipo;
5) Alternancia defensiva. Pamesa ha utilizado hoy más alternativas defensivas de las habituales, pero algunas de ellas se han mantenido más tiempo del necesario, cuando ya era evidente que el rival le había cogido el punto a esa determinada defensa zonal y te masacraba desde el triple lateral;
6) Control mental. Un jugador que se retira a mitad del segundo cuarto con tres faltas y un rendimiento, digamos, flojito, no se puede permitir el lujo de provocar una falta técnica al banquillo;
7) Pérdida fatal. Dos jugadores como Oliver y Douglas no pueden regalarle al rival, con empate en el marcador, la penúltima posesión de Pamesa;
8) El escondite. Con jugadores como Williams en la cancha, no debes dejar la responsabilidad del último tiro del partido en manos del jugador más inexperto, aunque haya sido el mejor del partido; el príncipe se convirtió en rana;
9) Etcétera, etcétera, etcétera.

Todo lo anterior no puede significar que Pamesa haya estado mal -que no lo ha estado-, pero sí que en este tipo de partidos hay un cúmulo de cuestiones que controlar si se quiere avanzar en el camino del éxito. Cambiando cualquiera de esas decisiones -elijan la que ustedes quieran-, el resultado podría haber sido otro. Todas y cada una de ellas -y no exclusivamente el último tiro de Barac- han propiciado que, cuando más felices nos las prometíamos tras la victoria en Badalona, el Tau haya asaltado la Fonteta, haciendo jaque mate a las ilusiones de ir al sorteo de Copa como cabezas de serie. No hay que flagelarse; ahora sólo vale arrasar el Martín Carpena y que sean los de Scariolo -¿se imaginan al argentino?- los que piensen en Kahn, la tiranía, y las pequeñas decisiones.


Nota: La foto es de Xavi Soria para nostresport.com