jueves, 29 de octubre de 2009

El Valencia Basket 2009-2010

La 2009-2010 no es una temporada más para el baloncesto valenciano de élite. De alguna forma, la salida de Juan Roig y de Pamesa de la primera línea de fuego ha provocado, prácticamente, la necesidad de refundar un club que, si no es capaz de generar a corto plazo nuevos e importantes ingresos -en este momento carece de patrocinador principal-, está llamado a sufrir para mantener su posición entre la clase noble de nuestro baloncesto.

- La plantilla

La primera consecuencia de todo ello ha sido la necesidad de abaratar los costes fijos de plantilla. Ello no quiere decir que Valencia Basket no haya hecho fichajes, sino que, en la medida de lo posible, ha prescindido de jugadores contrastados como Oliver, Williams, Kuqo o Miralles -que en muchos casos no justificaban sus salarios- para apostar por nuevos valores o, incluso, por jugadores de segundo nivel pero, eso sí, más baratos.

De entre los hombres que se mantienen de la temporada pasada, hay 3 (Víctor Claver, Matt Nielsen y Rafa Martínez) sobre los que debe asentarse el proyecto valenciano. Víctor, tras su experiencia con la selección tiene que explotar de una vez por todas y liderar un proyecto que, más que nunca, le necesita. Rafa debe recuperar la regularidad anotadora que mostraba en Manresa y que en Valencia sólo ha mostrado a ráfagas. Y Mattt debe ser el hombre cabal y trabajador que ponga orden en los aledaños del aro, tal y como demostró desde su llegada a mitad de la temporada pasada.

Junto a ellos, el más rutilante de los nuevos fichajes, el francés Nando de Colo, completa un póker de ases que debe ser garantía suficiente para poder pelear con los equipos del segundo escalón de la ACB, dando por sentado que Barcelona y Madrid parecen jugar otra Liga. De Colo tiene una visión y velocidad de juego que resulta ideal para la dinámica de defensa y contraataque que parece querer implantar Spahija esta temporada.

El quinteto (con De Colo en la posición de base, Martínez en la de escolta, Claver en la de alero y Nielsen en el pívot) debe completarse con un center que, en buena lógica, debería ser Kosta Perovic. El serbio, con sus 2.17 de estatura, sus 24 años y la experiencia que le ha otorgado ser plata con su selección en el reciente Eurobasket de Polonia está llamado a destacar en una posición en la que, sin embargo y por el momento, está pasando desapercibido. No parece que Kosta tenga la suficiente confianza en sí mismo –ni que Spahija se la brinde- como para convertirse en el jugador que sus condiciones hacen prever que puede llegar a ser.

Pero si el presumible quinteto inicial es más que destacable y ofrece sobradas garantías, la segunda unidad es sensiblemente más débil. Marko Marinovic es un hombre de experiencia pero de calidad muy inferior a la de su compañero De Colo; Florent Pietrus, que aporta tensión defensiva y potencia reboteadora no es comparable a Claver o Nielsen; Serhiy Lishchuk, que quizás sea el único que podría ser titular en lugar de Perovic, tiene una inusitada facilidad para cometer faltas personales; y Rawle Marshall, que es un buen tirador y penetrador, no tiene la fuerza defensiva que presenta Martínez.

La plantilla, aunque presenta once jugadores, prácticamente se agota en los nueve citados. José Simeón e Iván García, aunque me sepa mal decirlo, parece que únicamente están en la plantilla porque cumplen dos condiciones fundamentales: son económicos y contribuyen a satisfacer el imprescindible cupo de jugadores españoles. Esto puede afirmarse sobre todo de García, pues si bien Simeón tiene únicamente 18 años y procede de la cantera valenciana, lo que hace que todavía esté por descubrir su futuro, García, con 23 años, ha sido fichado como hombre-cupo. Me gustaría equivocarme, pero será difícil ver a cualquiera de ambos sobre el parqué esta temporada, más allá de algún minuto intrascendente.

- Spahija y su estilo de juego

Al frente del equipo sigue Neven Spahija, que llegó a Valencia al poco de iniciarse la pasada campaña, sin conseguir que su equipo enderezara, ni en juego ni en resultados, el aceptable pero insuficiente rendimiento ofrecido por Fotsis Katsikaris.

El croata esperaba poder confeccionar una plantilla a su gusto y ofrecer un salto de calidad en la presente edición de la liga ACB, pero los recortes presupuestarios le han puesto freno a sus pretensiones. Así, Neven, que sigue acompañado por Chechu Mulero y Pere Romero, tiene un equipo que, sobre el papel, cuenta con menor experiencia y calidad que el de la temporada pasada, aunque, eso sí, con jugadores jóvenes y hambrientos y menos figuras acomodadas.

Para imponer sus teorías baloncestísticas, en las que la condición física tiene un papel fundamental, ha recuperado como preparador físico a Pedro Cotolí, quien tras varios tres años en Valencia, había salido con la llegada de Katsikaris.

Por lo que puede verse, Spahija pretende basar su juego de esta temporada en una defensa intensa, con gran presión sobre las líneas de pase y fuerza en el rebote, lo que debe provocar robos de balón y posibilitar velocidad en la transición y contraataques, papel en el que De Colo va a resultar fundamental. Los problemas llegan cuando Valencia Basket no puede correr y debe atacar en estático, faceta en la que se cortocircuita con excesiva facilidad.

- Sus opciones

Sin ánimo de jugar a adivino, y dando por sentado que Barcelona y Madrid están por encima del resto de equipos ACB, entiendo que Valencia Basket se debe situar en la parte media-baja de un segundo escalón en el que podríamos incluir a conjuntos como Caja Laboral, DKV, Unicaja, Fuenlabrada o Gran Canaria. Es decir, que las pretensiones de los valencianos deben ser jugar la Copa del Rey y alcanzar los play-offs por el título, sin que se les pueda exigir -así lo creo yo- superar los cuartos de final de ninguna de ambas competiciones. Lo cierto, es que se trata de los mismos resultados que se obtuvieron en las campañas precedentes, pero la diferencia fundamental radica en que, entonces, ése era el mínimo exigible, mientras ahora parece difícil que se pueda pensar en superar esa cota.

Es año de renovación y de transición, esperamos que ya no hacia un futuro mejor sino, simplemente, hacia un futuro. Con que haya un futuro, nos daríamos por satisfechos.