
Jornada 4 ULEB: Pamesa 95 - Mariupol Azovmash 77
Se le tenía respeto al Mariupol -colíder de la liga ucraniana-, y se hablaba de partido trampa para referirse al que esta noche disputaban los taronja frente a Archibald, Liadelis y compañía.
Sin embargo, y pese al susto final, Pamesa resolvió a las primeras de cambio. Tras un inicio dubitativo -ya nos tiene acostumbrados-, bastaron 5 minutos de intensidad defensiva y acierto en ataque para romper completamente el encuentro. Un apabullante parcial de 23-5 marcó, en el tramo final del primer cuarto, las insalvables distancias entre unos y otros.
Fue una fase en la que los valencianos atenazaron la escasa creatividad ofensiva del Azovmash -cuyo juego sin balón deja bastante que desear-, y donde la inspiración en ataque desbordó a la pasiva defensa de los visitantes. En estos minutos clave merecen especial mención Douglas y Miralles, ya que entre ambos acumulaban 20 de los 27 puntos de Pamesa, y presumían de 14 puntos de valoración cada uno. La diferencia entre uno y otro radica en que mientras el panameño, a rachas, como siempre, siguió creciendo (21 puntos y 24 de valoración), el catalán, falto de continuidad, terminó ahí su partido.
El encuentro ya estaba en ese momento en la UCI, y se moría definitivamente entre los brazos del Azovmash cuando el luminoso marcaba, al descanso, un significativo 47-26. Pero cuando nadie lo esperaba, Pamesa, a base de relajación defensiva, lo resucitó.
Del anodino intercambio de canastas, claramente favorecedor para los nuestros, pasamos a una situación de evidente intranquilidad: los de Brazys se llegaron a colocar, con más de 4 minutos por jugar, a 7 puntos y con posesión de balón. Katsikaris despertó a los suyos de su inexplicable letargo, y con renovada garra defensiva y unas pocas acciones ofensivas –tres triples de Williams en un minuto son un buen ejemplo-, devolvieron la distancia al marcador final (95-77).
Los valencianos cierran noviembre con un excelente balance de 7-1 (4-0 en la ULEB y 3-1 en la ACB), pero con la sensación de que las complicadas e inminentes visitas a Barcelona y Moscú van a ser las que den la verdadera medida de su nivel. Por su parte, el Mariupol, donde sólo destacó Lang (15 puntos y 25 de valoración), se va de Valencia con una inapelable derrota y, eso sí, con las toallas que ¿compraron? en el hotel, y que lucían orgullosos en su banquillo. Que cada cual escoja su botín.