domingo, 13 de enero de 2008

La tiranía de las pequeñas decisiones



Jornada 17 ACB: Pamesa 74 - TAU Vitoria 76

Los que hemos tenido la suerte de pasar la tarde-noche en la Fuente de San Luis hemos disfrutado de ba-lon-ces-to (Pepu dixit) en estado puro. Sobre el parqué, el encuentro era de alta voltaje; en las gradas, el público, más cuantioso y entregado que nunca, vibraba con su equipo y bramaba (con distinta voz y un solo corazón, como le gusta al COE) contra el trío arbitral; y en las pausas, los chicos y, sobre todo, las chicas del baile -ya era hora Sr. Roig- eran capaces de mantener la tensión. Todo rezumaba espectáculo. Pero resulta que, además, aquí lo importante es ganar el partido y, desafortunadamente, la victoria ha caído del lado vitoriano. ¿Por qué?

Probablemente, no haya una única respuesta para esa pregunta, sino que siguiendo la teoría de Kahn (y no, no me refiero al portero del Bayern), la cuestión radique en la “tiranía de las pequeñas decisiones”; es decir, en un cúmulo de circunstancias que tomadas una a una, de forma individual, pueden no resultar significativas, pero que aglutinadas son capaces de influir notoriamente en el resultado final. En resumidas cuentas, y como ha dicho Fotis en la rueda de prensa, el partido se ha decidido en los pequeños detalles.

Podría ser mucho más simplista, y apuntar que la clave del partido ha estado en el último tiro fallado por Barac, y que de no haber sido por el error de Stanko, tal vez a estas horas podríamos estar en la tercera o la cuarta prórroga del encuentro; pero la realidad no es ésa, o al menos no es sólo esa. El balón al hierro del joven croata -por otra parte, el salvavidas de Pamesa en el partido de hoy- no ha sido más que el último eslabón de una larga cadena de errores influyentes en el resultado final. ¿Cuáles? Necesitaría 3 o 4 columnas más para desmenuzarlos, pero baste ahora con un ligero apunte sobre los mismos:

1) Apatía inicial. Pamesa ha iniciado el partido desenchufado y le ha concedido al TAU una amplia ventaja (4-15) que luego le ha obligado a un costoso sobreesfuerzo;
2) Decisiones arbitrales. El trío del silbado ha sido excesivamente minimalista en la señalización de las faltas -sobre todo a Pamesa-, posibilitando que los de Spahija visitaran 28 veces -Pamesa sólo 15- la línea de los 4´60;
3) El juego interior. La actitud de Garcés en el partido de hoy (-5 de valoración en menos de 3 minutos disputados), y el rendimiento de Milojevic (-3) y Timinskas (0) son una losa excesiva cuando te enfrentas a un rival de enjundia; Barac -que además no empezó la temporada en la plantilla- no puede ser el mejor y único pívot de referencia de un equipo que aspira a grandes logros;
4) Las rotaciones. Nos guste o no, hoy el equipo ha rendido mejor con Oliver, Urtasun y Claver sobre la pista, siendo innecesarios algunos cambios que parecían responder más a la dictadura del cronómetro o a la cuota de veteranía, que a las verdaderas necesidades del equipo;
5) Alternancia defensiva. Pamesa ha utilizado hoy más alternativas defensivas de las habituales, pero algunas de ellas se han mantenido más tiempo del necesario, cuando ya era evidente que el rival le había cogido el punto a esa determinada defensa zonal y te masacraba desde el triple lateral;
6) Control mental. Un jugador que se retira a mitad del segundo cuarto con tres faltas y un rendimiento, digamos, flojito, no se puede permitir el lujo de provocar una falta técnica al banquillo;
7) Pérdida fatal. Dos jugadores como Oliver y Douglas no pueden regalarle al rival, con empate en el marcador, la penúltima posesión de Pamesa;
8) El escondite. Con jugadores como Williams en la cancha, no debes dejar la responsabilidad del último tiro del partido en manos del jugador más inexperto, aunque haya sido el mejor del partido; el príncipe se convirtió en rana;
9) Etcétera, etcétera, etcétera.

Todo lo anterior no puede significar que Pamesa haya estado mal -que no lo ha estado-, pero sí que en este tipo de partidos hay un cúmulo de cuestiones que controlar si se quiere avanzar en el camino del éxito. Cambiando cualquiera de esas decisiones -elijan la que ustedes quieran-, el resultado podría haber sido otro. Todas y cada una de ellas -y no exclusivamente el último tiro de Barac- han propiciado que, cuando más felices nos las prometíamos tras la victoria en Badalona, el Tau haya asaltado la Fonteta, haciendo jaque mate a las ilusiones de ir al sorteo de Copa como cabezas de serie. No hay que flagelarse; ahora sólo vale arrasar el Martín Carpena y que sean los de Scariolo -¿se imaginan al argentino?- los que piensen en Kahn, la tiranía, y las pequeñas decisiones.


Nota: La foto es de Xavi Soria para nostresport.com

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