martes, 4 de noviembre de 2008

La hora de Fotis

Era 11 de octubre de 2008 y el reloj marcaba, aproximadamente, las 21 horas. Pamesa acababa de caer ampliamente derrotado en el Palau Blaugrana, y el ambiente que se vivía en las entrañas del mítico pabellón deportivo evidenciaba el disgusto de la directiva de Pamesa con su técnico y jugadores. Más allá de la pobre imagen ofrecida en pretemporada, el primer partido oficial de cierto nivel, frente a uno de los gallitos de la ACB, se había saldado con una derrota que escocía, no tanto por el resultado, como por la sensación de impotencia que se había transmitido a toda España a través de Televisión Española. Los rostros de Llorente y Rogers lo decían todo. Los de la plantilla, también. Fue en ese momento cuando me di cuenta (nos dimos cuenta los allí presentes) de que a Fotis le quedaba en el banquillo de Pamesa, exactamente, el tiempo que tardara en encadenar dos resultados negativos.

Sinceramente, pensé que lo propicio del calendario evitaría dicha situación, al menos, hasta el doble enfrentamiento ante Unicaja y Real Madrid previsto para mitad de noviembre. Me equivoqué. Incluso, llegué a valorar que, tal vez, si Perovic se acoplaba, si Claver explotaba, si Dikoudis y Douglas se despertaban, si Vule se recuperaba o si sucedía todo ello al unísono, esas dos derrotas y, con ellas, la temida destitución, no llegaran a producirse nunca. Me volví a equivocar. De hecho, la aplastante victoria frente a Estudiantes no fue más que un espejismo que ocultó, durante unos días, la cruda realidad: la de la temporada pasada, la de la pretemporada, la del último cuarto frente al Fuenla, la del Palau y, evidentemente, la de Menorca y Manresa. Y es que, al final, queramos o no, la verdad brilla, refulge y se hace patente.

Creo que Fotis es un hombre honrado y trabajador, que es buena persona. También creo que imprimió un nuevo aire a este Pamesa cuando se hizo cargo del mismo en la sexta jornada de la temporada 2006-2007. Pero, al mismo tiempo, pienso que no gestionó adecuadamente sus recursos durante la temporada pasada cuando hizo una temporada regular, demasiado regular, apabullando a los débiles e hincando la rodilla contra los grandes, y no superando los cuartos de final de ninguna de las tres competiciones en las que estuvo. Pero, sobre todo, creo que no ha estado a la altura durante lo que llevamos de esta. El problema no es el balance 3-3; el problema es la sensación de indolencia, de apatía de este conjunto que ha llegado a ser pitado en dos de los tres partidos jugados en La Fonteta. Muy probablemente, seguro, toda la responsabilidad no es suya, y los jugadores, esos jugadores que no siempre siguen sus sistemas, que se evaden de los partidos con cierta habitualidad, que no cierran el rebote frente a Manresa, que no defienden en el tramo final de los partidos contra Fuenla o Menorca, etc., comparten con él, a partes iguales, esa responsabilidad. Pero la plantilla es la que es (y no es mala) y, por eso, el responsable último, más allá del propio Llorente o de Rogers (que también ha ido por el aire) es el entrenador. Por eso, y no por otra cosa, era la hora de Katsikaris. Sinceramente, lo siento Fotis. Bon vent i bona barca.

Ahora sólo queda esperar y desear que los dirigentes de Pamesa acierten con la elección de nuevo técnico, y que sea quien sea el que venga (Martínez, Pepu, Spahija o Scariolo) saque el máximo provecho de una plantilla que necesita un nuevo guía espiritual, lo mismo que esta afición necesita de nuevos alicientes para volver a vibrar con su equipo. Así sea.

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