miércoles, 19 de diciembre de 2007

Adios, muchachos


Lamentablemente todo tiene un final y, como no podía ser de otra forma, la carrera deportiva de Zeljko Rebraca, también. Sin embargo, cuando Pamesa decidió el fichaje de la estrella serbia el pasado verano, nadie podía imaginar que dicho final iba a llegar aquí y ahora. En todo caso, dadas las circunstancias, creo que la decisión de su retirada es la mejor de las salidas, y lo es no sólo para el jugador, sino también para el club valenciano.

Es lo mejor para el jugador, un ganador nato que no podía despedirse del baloncesto arrastrándose por los banquillos de la ACB; un hombre que, entre otras cosas, atesora dos Euroligas -siendo MVP en una de ellas-, ha sido Campeón del Mundo, y ha jugado en la NBA, no merecería un final tan triste. Además, y orgullo al margen, tampoco puede poner en riesgo su mermada salud, ni permitir que Pamesa le corte por bajo rendimiento, ni, mucho menos, consentir que personajillos como Shirley labraran fama a su costa.

También es la salida ideal para Pamesa, porque siendo el jugador quien decide irse, el club consigue lo que más le interesa: por un lado, prescindir de un jugador que no rinde y, sin embargo, supone una sangría económica, y por otro, evitarse la desagradable tarea de cortar a todo un mito -aunque venido a menos desde que abandonó Europa- como Rebraca.

La rueda de prensa del pasado lunes 17 fue una perfecta escenografía, en la que Rebraca quedó como un verdadero caballero, y Pamesa como el club que le dio la última oportunidad, que supo esperarle, y que le acompañó en el doloroso momento del adiós. Tampoco es mala publicidad para Pamesa, ¿no les parece?

El estrambote, el pequeño pero sentido homenaje en el partido de ULEB contra el Nancy. Podía haber sido en otro partido, contra otra rival, con más público, pero las cosas vienen como vienen. Para Rebraca fue emotivo, y aunque me consta que no habla castellano, en sus labios creí escuchar adiós, muchachos / ya me voy y me resigno / contra el destino nadie la talla / se terminaron para mí todas las farras / mi cuerpo enfermo no resiste más. Hasta siempre, Zeljko.

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